jueves, octubre 16, 2008

Si tú sientes muchas ganas de aplaudir...

Se suponía que besar era mi fuerte, pero ése en especial lo sentí flojonazo. La verdad es que me tomó por sorpresa, sí, a pesar de todo el preámbulo y plática dizque moralista sobre la verdad y las mentiras.
Nunca la he pedido, pero me gustaría otra oportunidad para darme una idea sobre lo que se trata todo esto.
Creo que nos dimos demasiadas explicaciones que ninguno de los dos necesitaba, al menos yo no.
El proceso creativo (si es que a eso se le puede llamar proceso creativo) fue todo un pretexto, pero aun así, parece que algo bueno saldrá de todo esto, aunque sea una buena historia para contar. Gracias por haber encendido el interruptor ése que tenía apagado, algún día te lo pagaré, con libros, tal vez.

1 comentario:

Beto Silva dijo...

Cuando se inventaron los dichos populares, de seguro fue alguien con buenas intenciones, una chava (o chavo, ju nous) medio prendida, que le gustaba ser el alma de la fiesta y que de una u otra forma acababa diciendo una frase llena de risa, que explotaba en carcajadas y contagiaba hasta al más bruto o el más serio (que casi siempre son las mismas personas), pero en fin, uno de esos, de los calladitos, escuchó un chiste de aquella chavita que escurría prendidez y pensó que era una frase digna de recordarse, de aplicarse en distintos sentidos de la vida, que servía para algo más que ser un momento de ingenio: y nacieron así los dichos populares, tan cara de sabios, tan aturdidos, tan soberbios, y por eso cuando escuché el "segundas partes nunca fueron buenas" y me lo dijeron aplicado a ese beso, no lo creí, me pareció que la mejor idea sería volver al chiste original, a la felicidad de aquél momento sin pretenciones. Y ya ves, la hermosa broma que fueron nuestras lenguas juntas me hicieron más feliz que los fabulosos cadillacs (que ya me han hecho sentir el tipo más japi).