martes, febrero 05, 2008

A moment to shine!

De los tiempos en que servía al y me servía del PRI, recuerdo una campaña que hicimos allá por Torreón, industriosa ciudad cuyo encanto aún no consigo descifrar del todo aunque, eso sí, ahí vive pura gente de diez.
En pleno revuelo electoral, el ex partidazo había echado toda la carne al asador para conseguir el triunfo en una elección extraordinaria, donde más que una curul en el Congreso de la Unión, se trataba de demostrar el poderío de una facción tricolor, que ahorita vive en el destierro político.
El caso es que el partido jugaba con sus mejores cartas, creando los discursos de la señora candidata con las ideas de los más brillantes intelectuales del PRI, que aunque pocos, los hay.
Yo andaba en otros asuntos más mundanos, monitoreando noticiarios y leyendo todos los periódicos de La Laguna, en un sombrío edificio ubicado justo frente a Peñoles, o sea, pura vida. Dada la tremenda exposición diaria a las emisiones de plomo y demás porquerías, de seguro mi cerebro no funcionaba correctamente.
Una tarde ahí estaba yo muy a gusto comiéndome unas papitas adobadas con salsa valentina mientras oía algún noticiero comarcano, cuando recibí una llamada telefónica, donde me informaban que la señora candidata se iba a reunir con todos los intelectuales para preparar lo que iba a decir al siguiente día en el debate del canal más importante de Torreón, pero que la persona encargada de capturar los discursos (algo así como el escribano oficial) se había enfermado y no podía ir.
Por órdenes de no sé quién me mandaron a mí a suplir al susodicho y pensé:
-Oh Dios –aún creía en la política entonces-, me codearé con la crema y nata de los ideólogos tricolores. Es mi oportunidad para demostrar que no soy una simple muchachita que hace síntesis informativas, que escucha muchos noticiarios y come papitas adobadas. Por fin iba a demostrar que yo también leía y estaba informada del acontecer político de mi estado, y más que nada, comprometida con el futuro de partido del mis amores. It´s my moment to shine!
Por fin llegué a la mentada reunión y discretamente saludé a los presentes, que estaban enfrascados en la estructura del debate. Me senté, encendí la laptop y procedí.
Poco a poco armaban el discurso, cada quien aportaba sus ideas para hacer quedar bien a una candidata que tenía muy poco que ofrecer a los votantes. Ya entrada en la discusión, me atreví a hacer algunas sugerencias que fueron tibiamente aceptadas. Yes, pensé. It´s my moment to shine!
Y ahí estaba yo, codo con codo con las mentes brillantes del tricolor. Todo marchaba de maravilla, incluso me armé de valor para hacer algún comentario gracioso y romper la solemnidad del momento. They love me. De repente empecé a notar como que me miraban con cara de “y esta chica tan inteligente y simpática quién es, por qué no había venido”. La culpa la tuvo Peñoles.
Después de algunas horas por fin estaba terminado el discurso, pero faltaba definir una parte importante para el encontronazo televisivo.
-Oye Laura –dijo uno de los involucrados a la señora candidata-. También hay que preparar respuestas sobre hobbies, gustos, vanalidades de esas.
Y yo tipi tipi en el teclado.
-Claro, claro –contestó la señora candidata mientras bebía un sorbo de café-, pregúntenme.
Tipi, tipi.
-¿Qué te gusta hacer en tu tiempo libre?
-Estar con mi familia es lo más importante.
Tipi, tipi.
-¿Cuál es tu libro favorito?
-Cien años de soledad.
Tipi, tipi, y como que ya llevo mucho tiempo sin hablar, se van a olvidar de mí.
-¿Comida favorita?
-Aaaaay, me encanta el shushiiii.
Tipi, tipi, di algo, Indira, ya mero acaban.
-Y por último, ¿cuál es tu película favorita?
-Es una que no recuerdo bien el nombre... ahora verás... ah, sí, La Candidata....
Stop tipi, tipi, shine, Indira, shine...:
-¡Aaaaah sí, una de la India María!
Silencio sepulcral en la sala, el humo de los cigarros se congeló en el aire, el vapor del café se condensó, Peñoles dejó de contaminar y pude escuchar el gemido de mi última neurona al morir.
Todas las miradas sobre mí, como diciendo “¿y a esta quién la dejó entrar?”. Ah, qué vueltas da la vida.
Cuando alcancé a decir: “Ah, no, es una donde sale una güera, Joan Allen”, ya nadie me prestaba atención. El daño estaba hecho.
My moment to shine se había apagado para siempre. Al menos con la alcurnia priísta. Recogí mis cosas y abandoné el lugar, pensando: “Será para la otra”.
Dos semanas más tarde fueron las elecciones, nuestra candidata ganó y yo me regresé a mi rancho. Un mes después mandé al PRI al caño.
Que por qué diablos vino a mi mente en ese momento la imagen de la India María en "La presidenta municipal", sólo Dios y el canal 9 lo saben.
La culpa la tuvo Peñoles.

1 comentario:

Beto Silva dijo...

No lo hubiera descubierto sin leer este post, o sea, pude pasarme la vida completita creyendo que tus papás son esos señores a los que tú les hablas de usted y nunca lo hubiera adivinado, jamás se me habría activado el hamster que tengo por cerebro y nunca, lo juro sobre la carta magna, que ni en 100 años de soledad idiotizada viendo tele gabacha me habría dado cuenta que tu verdadero papá es Woody Allen. Lo juro.